lunes, 4 de mayo de 2009

Hombre de Mente porcina

…a propósito de las Pandemias…
Síntomas, enfermedad, convalecencia y receta!

He escuchado tanto de influenza últimamente que repasando los síntomas me di cuenta que yo padecí de una…la de un sujeto que tenía la mente porcina.

Vamos a decir que se llamaba H.M.
¿Hombre de M…alas intenciones?, ¿Hombre Malo?, ¿Hombre Manipulador?, ¿Hombre de Mente porcina?, ¿Herman Monster?…dejémoslo ahí que coincidencias de esa naturaleza hay demasiadas…

H.M. era el tipo sinH que mencioné en mi post anterior y aquí sí no hay que especular mucho porque sinH significa sin huevos, así de clarito.

Cuando lo conocí estaba en uno de esos momentos en el que quería volver a enamorarme, había visto en él un chico con todas las cualidades para hacerlo (ahora no sé si fue una visión o si mis ojos se lo inventaron por conveniencia propia) y así pasé sin saberlo a cometer el mayor error de mi vida.

Acababa de terminar una relación con un chico maravilloso con el que lamentablemente no me llevaba bien (pero al que hasta ahora quiero mucho) y entonces me quise aferrar a esta oportunidad de ser feliz…nada más falso!; él, como buen manipulador, empezó por hacerme creer que me quería, que yo era exactamente lo que necesitaba luego de todas sus relaciones catastróficas y que “era lo mejor para él”¸ y yo como toda inexperta en tratar con este tipo de sujetos, me la creí.

La verdad, no puedo hablar de “este tipo de hombres” porque creo que él es único en su género, en mi vida he conocido a una persona tan egoísta, manipuladora, falsa, maliciosa y con tan poco aprecio por los sentimientos de los demás. Evidentemente H.M. jamás me quiso, me engañó una y otra vez, y yo me engañé a mí misma al creer en él, mejor dicho al querer creer en él porque en el fondo sabía que mentía. Así, me fue envolviendo en un mundo de dolor, casi sin notarlo, empecé a conocer lo peor de mí, me volví revanchista con la basura que me daba, infiel y falsa en lo que llaman legítima defensa, aprendí lo peor de las relaciones humanas, conocí un submundo en el que todo estaba permitido, en el que dañar al otro te engrandecía…me envilecí.

Casi no reconozco a esa persona que llegué a ser, una amiga psicóloga (más amiga que psicóloga) me dijo una vez que lo que sucedió entre él y yo fue que nuestros lados malos engancharon, yo entendí por esa expresión que nuestros lados malos aprendieron a retroalimentarse, fue mutuo el daño no lo niego…con la diferencia que por su lado fue gratuito y que además él siempre fue así, hizo lo mismo (con algunas matices) en todas sus relaciones anteriores…destruir.

No voy a desnudar algunos de sus secretos más íntimos que podrían explicar (nunca justificar) lo que hace y lo que es, no voy a hacerlo porque eso me volvería como él, pero quiero decir que fue una experiencia de cloaca, algo que recuerdo como un flashback de tortura y envenenamiento. El hecho es que lamento haber sido parte de eso y lamento que las personas lleguemos al punto de vernos tan inmersos en esas mierdas de relaciones que no nos damos cuenta que hay un mundo afuera, bonito, libre y feliz para vivir.

Alguna vez juré que si volvía a mencionarlo sería en el momento en que ya no me doliera nada de él; hace ya buen tiempo me di cuenta que cuando una relación es tan mala, no duele, jode; cuando uno está tan acostumbrado a convivir con las desilusiones, la desconfianza y las mentiras, ya nada sorprende, sólo hace que empieces a verlo como algo natural y te acostumbras que es lo peor.

Te acostumbras y te vas volviendo así.

Hay dos momentos que recuerdo mucho porque fueron de los pocos en que realmente sentí que reconoció lo que hizo conmigo, en uno de ellos me dijo “cuando peleo contigo ahora, a veces siento que peleo conmigo mismo”. Era verdad, adquirí todos sus malos hábitos para herir, para lastimar, para darle “en donde más le dolía”, para manipular y mentir, muchas veces para que pruebe de su propia medicina, otras muchas para que volteara a ver lo que estaba haciendo de mí, porque verse reflejado en mí era la única forma de que tomara un poco de conciencia de la atrocidad que estaba cometiendo con otro ser humano.

El segundo momento fue al escucharlo decir “hoy me dio miedo verte tan asustada, porque me di cuenta que nunca habías vivido estas cosas y yo sí”. Era cierto, sin entrar en más detalles, puedo decir que viví relaciones sanas y bonitas…de pareja, de amistad, de familia, pero todas así, o por lo menos ninguna que se asemejase siquiera a ese tipo de podredumbre.

Creo que no ha llegado el momento de hacer un balance justo del daño, pero sí sé que yo llegué a esa relación con mucho amor, con mucha fe, con esos ojos y ese corazón enamorado que piensa que si hace las cosas bien, todo saldrá de lo mejor…llegué creyendo en él y creyendo en el amor, con una voluntad abrumadora de ser feliz y de hacerlo feliz, pero H.M. destruyó esa parte de mí, que miraba con esperanza y dulzura las cosas, que suspiraba cuando escuchaba una canción de amor y que tenía la capacidad de ilusionarse con palabras bonitas y con ramos de flores.

Que no cunda el pánico que la estoy recuperando, pero es difícil porque es como tratar de mutar a un estado anterior, a una emocionalidad que ya no existe y a "otra persona" que dejé atrás.

Creo que eso de decir que uno jamás debe arrepentirse de nada no es tan cierto porque yo sí me arrepiento de haberme cruzado en su camino, no puedo decir que finalmente aprendí de las cosas que pasé con él porque creo que no hizo falta tanto sufrimiento, creo que las hubiera aprendido con el tiempo y algunos golpes para los que el corazón humano está preparado, pero ningún corazón está preparado para ese tipo de circunstancias, a ninguna edad, en ningún momento, nadie merece conocer que hay sentimientos y sensaciones así.

…y sobretodo nadie merece conocer ese lado de sí mismo que inevitablemente se activa, como los síntomas de una pandemia, cuando el virus es tan brutal y ladino como lo era H.M.

Sé que este daño me lo hice yo al no alejarme de él, pero H.M. actuaba exactamente como el virus que era para mí, si me veía lejos tratando de curarme, volvía…con el teléfono sonando sin parar toda la noche, con sus promesas del cielo, las estrellas y el “voy a cambiar”…este virus te gana por cansancio, siempre, como si no tolerase que puedas dejar de vivir enferma.

Lo curioso es que habiendo vivido problemas tan graves y delicados que eran de “a dos”, la historia fue distinta para cada uno. Él nunca sintió dolor (por lo menos uno visible) ni en los momentos en que por su causa yo tuve graves complicaciones incluso físicas, él siempre se dedicó a tomar y salir a comerse el mundo…yo no existía, así de simple. Y no se trata de los problemas típicos de pareja o de sacadas de vuelta sin cesar. No. Este señor de mente porcina me hizo cosas indecibles, me produjo sufrimientos irremediables que no pueden medirse y me convenció de que al ser él el causante del sufrimiento, sólo él podía remediarlo si le daba “otra oportunidad”.



La última vez que lo vi salí corriendo del lugar y hasta ahora nunca ha vuelto a encontrarme. Ese día me dije a mí misma que nadie volvería a hacerme sentir así, que nadie tenía derecho a tratarme como él lo hizo y sobretodo a hacer de mí una persona que no se sintiera orgullosa de lo que es.

Salí de ese lugar llorando. Llegué a mi casa, me lavé la cara y con cada lágrima me propuse lavar las heridas que H.M. había dejado en mi vida, me miré al espejo y sin cerrar los ojos vi ese flashback de mierda pura que viví, las sensaciones escarapelaron mi cuerpo, me preguntaba a mil por hora cómo había podido caer en una relación así, no tenía respuestas, me negaba a aceptar lo que había hecho de mí…enmudecida, finalmente me reconocí entre tanta lágrima, tanto dolor y tanta metamorfosis.

Detrás de todo eso, estaba yo. Felizmente, no me había perdido por completo, y lo más maravilloso era que alrededor mío estaban esas personas que sin conocer el trasfondo habían querido salvarme porque sabían que esa otra no era yo, porque creían en mí y en que mi corazón bueno seguía ahí; felizmente aun estando tan sumida en ese mundo, cuando salí de él no había cambiado con esa gente que me quería a pesar de todo…al parecer, me envilecía con este hombre de mente porcina, sólo con él y con nadie más.


A veces hay que tocar fondo para decidir levantarse, es verdad, pero no es necesario inmiscuirse en tanta basura para crecer. Hay que saber que la vida no está sólo hecha de momentos bonitos pero que es enfermizo buscar acomedidamente los malos momentos, hay que saber que la voluntad de luchar para que alguien te quiera no puede luchar contra la voluntad de la otra persona de hacerte daño.
No hay que intentar sacar a un hombre así del hoyo porque sin duda terminarás hundida, ni hay que quedarse a lado de alguien por aferrarse a la idea de que diste mucho y que tarde o temprano llegará la recompensa, porque el amor es del día a día y en esto nadie te paga las deudas con creces ni intereses porque no hay NADA que compense la falta de amor y el exceso de llanto.

En una relación se puede sufrir, claro que sí, pero creo que está mal pensar que necesariamente se tiene que sufrir cuando se ama, es mentira que el paquete viene completo, no es siempre así. Las diferencias existen, pero cuando se vuelven un virus que te hace daño, que te deja moribundo, cuando hay cosas con las que nunca vas a aprender a convivir porque sientes que no son sanas, entonces date media vuelta porque no tienes que aprender a hacerlo, sino créeme, el riesgo de pandemia se vuelve inminente.

Ese día de diciembre, desperté y decidí ser feliz. Poco a poco dejó de importarme, lo recordaba cada vez menos y jamás lo extrañé, fui dándome cuenta que en el fondo no había terminado de acostumbrarme a esta influenza porcina y eso me hizo sentir mucho mejor.

Al principio me cuidaba de no verlo, o de que si me viera se diera cuenta que yo estaba mejor que él, pero poco a poco también fui dándome cuenta que la competencia por el mayor daño había terminado y él ganó. Me hirió mucho más de lo que yo a él y tenía que aceptar lo dañada que estaba para salir adelante auténticamente, tenía que aceptarme, aceptar que era distinta pero tener fe en que volvería a ser la misma de antes.

Entonces dejé de esmerarme por aparentar que estaba bien porque no lo estaba, dejé de buscar compañía en otros chicos porque no estaba preparada para afrontar una relación con calidad de sentimientos, dejé de buscar juerga por juerga sólo para llenar vacíos que había que llenar con amor…y me di cuenta que tenía todo el amor posible de mi familia y mis amigos, que nunca me dejaron sola…aunque no me haya querido dar cuenta que estaban ahí.

Empecé a recuperar a esa persona que dejé atrás y de la que me sentía orgullosa, tomé decisiones importantes para mi futuro y emprendí nuevos proyectos, retrasé algunos otros para los que aún no me sentía preparada y me regalé desde una agenda para mi día a día hasta una fortaleza inquebrantable, esta vez para siempre.

Ahora, camino libre por las calles de siempre y por la vida…olvidé que a ambas las manché con lágrimas y temor, porque desde el día que dije NUNCA MÁS no he vuelto a llorar por esa historia, lloré sí por sus consecuencias en mí pero nunca más por él y me lamento mucho de haberla vivido pero tengo tanto por hacer y tanta energía que invertir en mí misma que por lo pronto no planeo deshidratarme por cosas que ya me valieron muchos malos ratos.

Ahora, escribo un blog y uso con más frecuencia zapatillas…me maquillo poco porque siento que soy más bonita cuando sonrío que cuando me pinto los labios, y ya no quiero impresionar a nadie haciendo cosas extras si no le basta mirarme y reír conmigo para sentirse afortunado.

Ya no me preocupa si el señor porcino está con alguien más, ya no quiero que le vaya mal ni le auguro nada malo, ya no importa si ahora él tiene la capacidad de iniciar algo nuevo y yo no y ya no soy mezquina al suponer que le irá mal, si cambia o si llega a hacer feliz a alguien, pues bien por él, yo no voltearé a mirarlo porque esta vez estaré preocupada en mirarme a mí.

Yo por lo pronto he iniciado la relación más bonita y más perdurable de todas…una increíble conmigo misma, con una luz que esta vez ha llegado para quedarse!

...sin malestar general porque cada día busco hacer las cosas bien para mi bienestar y el de la gente que quiero, sin dolor de cabeza porque ya no hay infidelidades ni mentiras que me angustien y que de paso me hagan cargar el peso de un gran par de cuernos jeje, sin dificultades respiratorias porque ahora respiro toda mi libertad y la bondad que tengo por dar, sin apetito reducido porque ya no hay preocupaciones ni depresiones que me quiten las ganas de comer, sin fiebre porque mi cabeza no está más caliente, esta vez está en su sitio…sin mascarillas porque ahora soy inmune a las mentes porcinas y sé que la mejor receta es perdonarse uno mismo y tener toda la voluntad de ser feliz…

…porque díganme ustedes…si la felicidad se destruye…¿acaso no se puede construir?...yo dejé la flojera y empecé...la felicidad está hecha de momentos y yo desde el final de ese feo episodio, tengo varios en mi haber para reemplazar cualquier recuerdo de esa pandemia.

¿Me siguen?

...

Canten conmigo:
http://www.youtube.com/watch?v=1Oy7YMs-vsI&feature=PlayList&p=C665AC9E9B774E8B&playnext=1&playnext_from=PL&index=14
(Un millón de cicatrices - El Canto del loco)